El viajero Marco Polo: Un paseo por la tierra de Fidel

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viernes, 31 de mayo de 2013

Un paseo por la tierra de Fidel

Plaza de la revolución
Plaza de la Revolución
Cuando se planea viajar a Cuba, seguramente se piensa en La Habana, Varadero, Cayo Largo, Coco, Santa María, etc. Pero la isla más grande del caribe, nos muestra algo más en las ciudades del interior.
Yo también empecé como todo turista, llegué a la capital, estuve un día, viajé a Cayo Largo en un avión militar ruso, sin ventanillas y finalmente a Varadero.
En ese viaje notamos, que los lugares turísticos que nombré, son escenografías irreales de una tierra que tiene otra cara para mostrar.
Nada más llegar a la Habana, se siente un retroceso de cincuenta años en el tiempo, autos antiguos, casas más antiguas, hoteles que quedaron de antes de la revolución, todo parece anacrónico.
Sin embargo, hay lugares modernos y lujosos como la Marina Hemingway, uno de los lugares donde viven los poderosos del país, que los hay. No todos son iguales en Cuba.
Una de las cosas que me llamó la atención, es que está todo preparado para exprimirle el bolsillo al turista, precios altos, un 20% más caro que en otros lugares del caribe.

Atardecer en el Cayo
Atardecer en el Cayo
Nosotros fuimos a bucear y la comida se pagaba como adicional y la bebida, más adicional todavía.
Sirvieron langosta con arroz, a la langosta la sacaron del mar mientras íbamos a nuestro destino, la cobraron como si la hubieran traído del océano Índico. Eso sí, era cara pero fresca.
Justamente, la comida fue una de las cosas que sufrí en todo la estadía en Cuba,  los hoteles eran muy buenos, pero siempre había lo mismo para comer, arroz y carne de buey en múltiples combinaciones, pero con la misma esencia, a veces pescado y poco más.


En cuanto a lo social, nos habían dicho que a los cubanos les hacían falta muchas cosas, es verdad, pero no de primera necesidad, comida, salud y educación no les falta. Lo que les falta, es el acceso a cosas que en los países liberales se consideran comunes, información, una gaseosa, ropa de marca, etc.
Por ejemplo, una gaseosa en lata costaba U$S 2, que puede no parecer mucho, pero un médico en la isla ganaba U$S 20, a razón de un médico por cada diez latas, obviamente inaccesible para el ciudadano común.

El malecón
El malecón
Para recorrer la capital en un día, lo que hicimos fue contratar un guía, de los que hay dos tipos, una clase son los guías oficiales, con camisa y corbata y autos modernos; la otra clase son los informales, que en realidad es gente común que te lleva a donde quieras y te explica algo, por un costo negociado de antemano, en un auto bastante obsoleto. Por supuesto, los oficiales son bastante más caros.
Nosotros contratamos un informal, que nos llevó a conocer La Habana Vieja, casco histórico de la época colonial española, como los que existen en todo el caribe, con sus fuertes, su plaza y su gobernación, con alguna particularidad local, como los un poco más recientes, Museo de la Revolución, Plaza de la Revolución y la Bodeguita del medio.
También paseamos por el malecón y la Marina Hemingway, que mencioné antes. Bastante para un día. Nos faltó Tropicana, el show más famoso de Cuba, que no pudimos ver por ser lunes.

Al otro día, volamos a Cayo Largo, una islita al sur de la isla grande, en el mar Caribe.
El caminante de Trinidad
El caminante de Trinidad
Es un paraíso, playas de arena realmente blanca, que no se calienta con el sol, un mar que va del verde al azul oscuro de las aguas profundas. Pero como dije anteriormente, es solo en las zonas turísticas, en el resto seguimos con el anacronismo.
En Varadero, lo anterior se nota todavía más, porque es una lengua de tierra, donde hay hoteles uno al lado del otro y no mucho más.
Ahí, un día nos juntamos con otros turistas argentinos, alquilamos dos autos y nos fuimos a recorrer el interior, desde Varadero, al norte, hasta Trinidad, al sur. Pasando por Cárdenas, Jovellanos, Cienfuegos y cruzando por el medio del Parque Nacional Tope de Collantes.

A la vuelta, pasamos por Santa Clara, tierra donde descansa mi compatriota el Che Guevara. Recorrimos 750 km en un día, alcanzó solo para un panorama somero, pero algo vimos.
En las ciudades del interior de la isla, se acaba la escenografía, ya no hay autos modernos, ni hoteles lujosos. El transporte público son carretas tiradas por caballos, que llevan seis u ocho personas atrás, sentadas en bancos enfrentados.

Calle de Cárdenas
Calle de Cárdenas
Otra característica cubana, es la lentitud con que reparan los daños, generalmente provocados por el paso de algún huracán. Se notaba en las playas, donde lo que el viento tiraba, quedaba ahí y en el camino, que nos hizo desviar por la montaña y que nos hizo descubrir que 20 km de ruta por la sierra, no se hacen en media hora, sino en dos o tres.
Lo que aparece en todos lados sin falta, son los hospitales. En el camino que les contaba, vimos una serie de edificios de cinco pisos y creímos que finalmente habíamos llegado a Trinidad, pero no, era un hospital en medio de la nada.
Cuando por fin llegamos a Trinidad, ya al atardecer, descubrimos que la ciudad de 1514, que conserva muy bien sus características coloniales y fue propuesta como patrimonio histórico de la humanidad, por ser una de las ciudades coloniales mejor conservadas de América, realmente merecía estas nominaciones y nos hizo justificar la travesía.


Calle de Trinidad
Calle de Trinidad



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